En el marco de los principios de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE) una de las estrategias es el uso de trampas de captura, que corresponde a una forma de manejo etológico con base en los principios de comportamiento de los insectos, determinados por la respuesta a la presencia de estímulos, los cuales pueden ser químicos (feromonas), físicos (color, luz, temperatura, humedad), entre otros. Las trampas son herramientas que atraen a los insectos para capturarlos y causarles la muerte, se reportan como un buen método de monitoreo ya que permiten determinar la ocurrencia estacional, para la toma de decisiones de manejo o de control en casos de ser las poblaciones muy altas.
Cuando se trata de cultivos orgánicos y de corto período vegetativo, las trampas cromáticas resultan una buena alternativa, para el manejo directo, sobre todo en áreas pequeñas de producción, puesto que disminuyen ostensiblemente la contaminación del cultivo y del medio ambiente, protegiendo tanto a los productores como a los consumidores; además de tener menor costo.
Ciertos colores resultan atrayentes para algunas especies de insectos; entre ellos el color amarillo intenso que atrae a pulgones, moscas minadoras y polillas; también el color blanco y en algunos casos el celeste, resulta atractivo a especies de trips.